El caso es que llevábamos tiempo queriendo probar una carrot cake, lo que se conoce como tarta de zanahorias, vamos. Siempre nos habían dicho que estaba muy rica pero a nosotras eso de poner verduras en un pastel nos sonaba algo raro...Hasta que nos sobró calabaza en casa y nos dio por hacer un bizcocho con ella. ¿Y qué tiene esto que ver con la carrot cake? Pues que el bizcocho estaba tan rico que si la calabaza pegaba con el dulce, la zanahoria también tendría que ir bien.
Así que compramos un buen manojo y nos lanzamos a seguir la receta de nuestro querido libro de la pastelería Hummingbird. Para qué buscar más lejos, si nunca nos ha fallado. :)
Como cobertura lleva una crema de queso, mucho más ligera que la típica buttercream y para nuestro gusto, es mucho mejor ya que no es tan empalagosa.
Para hacerla decidimos usar la receta de Alma Cupcakes ya que sale mucha más cantidad.
Finalmente la tarta nos salió de dos pisos, con un color precioso y un sabor increíble.
Para la decoración, aproveché para estrenar la manga pastelera que habíamos comprado hacía unos pocos días en IKEA. Se ve que todavía tengo que cogerle el truco porque como veis, los floripondios están así asá.. XD Pero en fin, todo será cuestión de práctica.
¿Y estos ponis encima de la tarta? Pues para darle algo de gracia a tanto color crema se me ocurrió hacerle alguna decoración de mazapán. Hacía unos días que había visto un tutorial para hacer ponis/unicornios y me vino el pronto de hacer algunos. Y he ahí el resultado.
Sí, ya sé que son muuuy mejorables, pero son monos y estaban muy ricos.
Sin más, aquí os dejo la receta.
Para la crema de queso:
240 gramos de mantequilla sin sal
600 gramos de azúcar glas
250 gramos de queso cremoso de untar (¡Ojo! NO puede ser light, si no no monta)
1 cucharada de leche
Tamizamos el azúcar glas. Batimos con la mantequilla y la leche hasta que se integre. Añadimos el queso y batimos primero a baja velocidad y luego subiendo hasta que la mezcla sea cremosa y homogénea.
Para el bizcocho:
300 gramos de azúcar moreno
3 huevos
300 ml de aceite de girasol
300 gramos de harina
1 cucharadita de bicarbonato sódico
1 cucharadita de levadura en polvo
1 cucharadita de canela molida
1/2 cucharadita de jengibre molido
1/2 cucharadita de sal
1/4 de cucharadita de extracto de vainilla
300 gramos de zanahorias, ralladas
100 gramos de nueces picadas (opcional, nosotras en esta ocasión no las usamos)
La receta original usa dos moldes para bizcocho de 20 cm de diámetro puesto que es una tarta de dos pisos, pero nosotras sólo teníamos un molde por lo que horneamos en dos tandas esperando a que el molde se enfriara bien entre horneado y horneado.
Precalentamos el horno a 170º. Batimos el azúcar, los huevos y el aceite hasta que todos los ingredientes estén bien homogéneos. Tamizamos la harina y la añadimos poco a poco junto con el bicarbonato, la sal, la canela, el jengibre y el extracto de vainilla y seguimos batiendo hasta que esté todo bien mezclado.
A mano y con movimientos envolventes mezclamos esta preparación con la zanahoria rallada y las nueces picadas (si se usan) hasta que quede bien repartido.
Vertemos la mezcla en el molde o los moldes y horneamos 20-25 minutos o hasta que al pincharlos con un palillo en el centro éste salga limpio. Los dejamos enfriar unos minutos en el molde y los ponemos sobre una rejilla metálica para que se enfríen.
Cuando estén totalmente frío ponemos uno sobre una fuente y extendemos una parte de la crema de queso sobre él. Colocamos el otro bizcocho encima y extendemos otra parte de la crema sobre él. Cubrimos ambos bizcochos con el resto de la crema y adornamos al gusto.
Y eso es todo. Si la hacéis, contadme cómo os ha ido, porque está riquísima y merece la pena probarla.
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